porque el tiempo es breve, pero me ama

martes, 12 de mayo de 2015

12.
fue así que terminamos en tu cama. tantas veces había estado en tu cama, aunque no se tratara del mismo cuarto, ni de la misma ventana, ni del mismo colchón. aunque no fueras tu mismo, ni fuera mi pie o mi cintura lo que palpaste esa noche. imaginaste la mañana siguiente y quizá imaginaste alguna mañana más. y luego, el rumor de lo ya vivido se instaló en nuestros cuerpos y todo anduvo bien, porque nos sabemos la trama y el desenlace y aunque todo pareciera haber cambiado entre nosotros e incluso, fuera de nosotros, el hecho es que estábamos ahí, a punto de dejarnos absorber por el recuerdo de aquello que nos unía. a punto de sacarnos la ropa y encajar nuestros vacíos para formar un solo gran agujero por el cual se filtrarían las luces y el sonido de los carros viajando a velocidad por la vía expresa. un agujero enorme que poco a poco se tragaría la ciudad y todos los tiempos que coexisten y que adoramos, los pasajes de todos los mercados por los que anduvimos, las bancas de los parques en los que descansamos, las estatuas de nuestros escritores favoritos, la vida que vivimos y también la que abandonamos. y finalmente, aquel monstruoso hueco nos habría desmembrado de manera lenta y feliz y yo te vería desaparecer por fin porque también estaría desapareciendo contigo.

13.
en algún momento de la noche te conté que existía una versión de maría lando cantada por david byrne, todo esto porque hablábamos de césar calvo, que fue quien compuso la letra. previamente, en plaza mayor, hice que dijeras sílaba por sílaba esta palabra: pre-té-ri-to. creo que no te gustó mucho la idea, pero igual lo hiciste y fue hermoso. te dije hace algunas noches que la estupidez compartida es mucho más bonita. luego nos olimos. luego dijimos palabras en voz alta según lo propiciado por nuestros olores. 

14.
las palabras llanas, esas que habitan las llanuras, que le crecen a los cactus (palabra llana) como flores, las palabras favoritas del llanero solitario (otra palabra llana) también son llamadas 'graves' (palabra llana y dolorosa).
las palabras graves son aquellas cuya gravedad se ve afectada principalmente en la sílaba penúltima y que se tildan siempre y cuando no terminen en 'n', 's' o vocal. árbol es una palabra de uso cotidiano, llana o grave, con tilde, y no es difícil ver un árbol en la llanura, porque contrario a lo que se cree, la llanura no está determinada por la presencia o ausencia de vegetación, sino más bien por la igualdad en la superficie de un terreno. pero, cuando la profesora te pregunte en el examen: ¿qué son las palabras llanas? yo estaré contenta si solo llegas a escribir: son aquellas favoritas del llanero solitario.
aunque me traigas a casa un 18 y ya no un 20. 

15.
mi sábado por la noche fue quedarme contigo y dibujar muñequitas en un cuaderno de cuentas. hablábamos de los dibujos que yo hacía en la época de la secundaria. mientras me quejaba de lo cursi de mis dibujos y agradecía en voz alta que todo ello haya desaparecido, tú me decías, algo nostálgica: ‘esos fueron los comienzos de tu creatividad’. y un poco entre achorada y enternecida te respondí: ‘no, mamita, no te has dado cuenta de lo que has hecho ¿no?’ entonces me miraste como me mira mi hijo en ocasiones, esa mirada de niño a punto de descubrir algo tan simple como una fruta, pero tan sorprendente como un meteorito que ha impactado en el jardín trasero de la casa.
fue así que empecé a contarte algunas cosas -de las pocas que aún quedan claras en mi cabeza- por ejemplo el recuerdo de la vez que me enseñaste que se podían pintar flores sopando en témpera roja el dedo meñique (el cual, por cierto, también resultaba útil para lograr los frutos de un árbol en la llanura); o de cuando te veía sentada en el comedor dibujando vestidos, joyas y peinados, porque luego había que visitar a la modista, al joyero o al peluquero, y te mostrabas tan concentrada en tus dibujos que luego me entraban ganas de aprender a dibujar señoritas, verdaderas damas de perfil respingado y peinados bombé.
o de la primera vez que me obsequiaste un cuaderno y me dijiste: ‘haz lo que quieras’ y yo me puse a dibujar y a escribir, cuando aún no tenía ni puta idea de que eso sería lo único que querría hacer en la vida.

ese fue nuestro sábado por la noche, mamá, recordabas todo a medida que yo te lo iba narrando y sonreías y decidiste sacar el cuaderno y ponerte a dibujar e ibas dando las instrucciones de cómo se hace una mujer, de perfil y luego de frente, con aretes de bolita y pestañas muy, muy rizadas,
y luego me diste el lapicero y dijiste:
ahora tú.

16.
solo porque pienso en ti y para ahorrarte la molestia, voy a repetir en tu cabeza aquello que siempre te he dicho sobre mi forma de escribir.

escúchalo
ahí viene
con mi voz en tu memoria.