porque el tiempo es breve, pero me ama

domingo, 3 de mayo de 2015

Soy la hija del ratón Ignacio y la gata loca, por eso el amor me desquicia. De mi madre he heredado la demencia, los ojos como corazones dibujados, la agilidad para perseguir lo insensato, la perseverancia en dañarme el cerebro con tan ruin enfermedad, el abandono total de la razón. De mi padre adquirí la violencia, la fuga total ante las muestras de cariño, a utilizar palabras ofensivas como signo de confianza, la puntería necesaria para noquear de un ladrillazo a quien me ofrezca amor. Soy el resultado de lo imposible, sobrevivo todas las caídas cual dibujo animado, lo que vive en mí está en constante confrontación con aquello otro que también vive en mí. Hasta ahora nadie logró ganar esa partida.

Soy dos veces bivalente, mi corazón es un estómago de vaca. Estoy harta de ser todas las que soy y estoy harta de ser ninguna. Maúllo o chillo de tristeza y acicalo mis bigotes sentada bajo una parra. Me siento bien en el desierto y también me siento demasiado sola. Mi ser gato ama a mi ser ratón y mi ser ratón, no me ama. No quepo en los pequeños agujeros que crecen al ras del suelo en las casas. La lógica indica que si tengo nueve vidas, entonces también tendré nueve muertes, pero soy mitad ratón y mis instintos no responden de la manera esperada.


Soy hija del ratón Ignacio y la gata loca, de ellos aprendí lo que sé de la angustia del amor.