porque el tiempo es breve, pero me ama

sábado, 11 de octubre de 2014

el ejercicio de sacarse el corazón y contemplarlo. verde en su totalidad. en los breves rebotes de la luz puedes ver su rostro fragmentado. un ojo en el ventrículo izquierdo. su boca en la aorta. su lengua en la vena cava. el tenue olor de su cuello como una nube densa que le crece alrededor. y en medio de todo, clavada como una enorme espina de la más vil de las cactáceas, el dulce y ancho sabor de sus palabras. cálidas, pero corrosivas como zarza venenosa.


mi corazón está sembrado de palabras. pero qué son las palabras frente a la inercia. el lenguaje, siempre tan insuficiente y elástico. dúctil, prefabricado, antisísmico, magro. no será suficiente para que la siembra dé frutos. y si lluevo toda la noche sobre el musgo de mi corazón he de lograr pudrir todas las raíces de esta inútil siembra.


miro mi corazón de vidrio sobre mi cama y pienso en mi actual carencia de martillos. miro mi corazón de vidrio sobre mi cama y pienso en cómo se reblandecía ante el roce de tu tacto. pienso en tu tacto como una ola de vapor creando pequeños portales hacia mi centro. y pienso en todas las palabras que llevan consigo la sílaba fe. y quisiera poder optar por tener un rinoceronte en lugar de corazón.