porque el tiempo es breve, pero me ama

viernes, 7 de febrero de 2014

un puente de hilos de agua

P. siempre sale de la ducha con el cabello chorreando largas-cristalinas-perfectas gotas de agua. con frecuencia sus cabellos se pegan a su frente como las ventosas de los tentáculos de los pulpos. a veces se estaciona sobre mi cuerpo como una nube tímida y me moja. yo, que en estas ocasiones generalmente me hallo en la primer etapa de mi desperezo matutino, me dejo ser la tierra seca y resquebrajada de un llano para que sea su garúa una ocasión de alivio. el vapor que emana de mí será luego otra nube. de esta forma el proceso de condensación se repetirá infinitamente.

siempre que P. sale de la ducha su piel está fría, como si por dentro en vez de sangre le circulara mercurio. si ocurre entre nosotros un abrazo, nuestras temperaturas se interpolan hasta dejarnos tibios, equilibrio que en silencio agradezco y que corono luego con un breve beso en sus labios. el cuerpo desnudo de P. y su cabellera encharcada en el tope y el color rosado de su boca y sus redondos y múltiples lunares me producen una ternura salvaje. cómo podría camuflar mi amor si en la pureza de la escena no hay lugar para la sombra. pienso en todo ello este mediodía y por un buen rato porque he tenido partir de su cama raudamente esta mañana.