porque el tiempo es breve, pero me ama

martes, 4 de febrero de 2014

'Me gusta la palabra como imagen'


EL ARTE DE BORDAR UNA PINTURA
El amor, el tiempo, la niñez, la naturaleza y la muerte son los temas que rondan por los pinceles y las agujas de la artista arequipeña Nereida Apaza.

Años atrás, cuando descubrí su existencia gracias a sus maravillosos libros de artista, algo quedó latente. Una curiosidad por su mundo pero más aún el interés por la versatilidad de su obra: pintura, animación, video-arte, instalación, accionismo y la mixtura de todo lo ya nombrado. Estaba frente a una artista como pocas: total y sensible, cuidadosa, pulcra, coherente, honesta. Gracias a las bondades de la comunicación virtual hemos podido conversar, he aquí un pequeño testimonio sobre su vida y su trabajo.

[ ENTREVISTA: KARINA VALCÁRCEL / FOTOS: CORTESÍA DE LA ARTISTA ]


"De niña leía unas historietas llamadas Joyas de la Mitología Griega, una edición mexicana que me introdujo a la lectura de imágenes, a un mundo de mitos y leyendas, que actualmente influyen mucho en mi obra, tengo una serie de animaciones titulada Las Parcas inspiradas en ese mito. Mi madre es costurera, estudio corte y confección y en casa siempre tuve muchas telas e hilos para jugar y actualmente casi todo mi trabajo es con telas e hilos. Mi padre era profesor de secundaria, escribía poemas y tocaba el charango, actualmente en mi trabajo hay muchas cosas escritas, letras, poemas. Tenía una biblioteca en la cual buscaba a escondidas libros, de allí parte mi gusto por hacer libros y dejar que la gente encuentre en ellos lo que probablemente necesite. Como creadora ahora solo voy recordando y haciendo las cosas que hacía desde niña como coser, escribir."


¿En qué momento decides estudiar arte de manera formal?
Lo decidí después de pasar por un instituto de informática, de trabajar dos años y de ingresar a la universidad a estudiar ingeniería, y sentir al primer mes  de esto que me estaba asfixiando sino me dedicaba al arte. Ingresé como alumna libre a la escuela de arte a un taller de acuarela y al mes siguiente tomé la decisión de dejar trabajo y universidad e ingresar a la escuela de arte a la especialidad de pintura, esto a los 22 años.


¿Cómo fue ese primer encuentro con el arte académico?
De la escuela de arte en Arequipa solo me quedan los amigos quienes les agradezco su compañía, lecciones y paciencia. Juntos fuimos aprendiendo. La escuela en Arequipa desde hace años atraviesa una crisis educativa y burocrática.

En Lima no es muy distinto
Sí, es un problema de la educación en todos los niveles. Lo bueno es que ese casi abandono nos permitió consolidar un grupo, que sabía que tenía que trabajar y trabajar, pasábamos muchas horas en taller trabajando  sin un profesor que nos guiara, esa libertad nos hizo encontrar muchas posibilidades en la creación.

Siempre se postula a la escuela de arte con una expectativa y una vez dentro terminas confrontando una realidad que generalmente se aleja de lo esperado, ¿Cómo pasó contigo? ¿Qué pensabas y esperabas en aquella época en la que ingresaste a la escuela?
Primero pensaba que podía dedicarme a pintar cuadros y vivir de esa forma. Esperaba profesores – creadores; esperaba aprender el oficio. Nada de eso sucedió.
Paso que con todas la libertades empezamos a crear, es que creo que así ocurre con la mayoría las cosas: no te las enseñan, uno las va descubriendo.



COSER UN VERSO
¿Cómo así se transforma la idea de vivir pintando cuadros y empiezas a combinar técnicas?
No tenía dinero para comprar oleos, entonces recurrí a lo que tenía en casa: telas e hilos. Fue como encontrar una veta: las texturas, los colores, hasta los olores de las telas guardadas muchos años me gustaba. El hilo lo usaba entonces como un lápiz y  lo asociaba al mito griego de las parcas, una extensión de hilo que contiene un inicio y un final como la vida misma de cada persona. Lo usé entonces para dibujar líneas con una máquina de coser a pedal, para hacer animaciones stop motion, para bordar letras y bordar dibujos. A mano los usaba en los libros de artista. Estudié pintura pero ahora soy una costurera.

¿Cómo ha ido cambiando tu proceso de creativo y de trabajo?
Durante el proceso de creación de una obra, esta va cambiando, siempre es diferente a lo que uno ha imaginado. Se aproxima a lo bocetado, a lo pensado. Hago apuntes de ideas, aproximaciones a las formas que tendrían ciertas emociones, ciertos estados del individuo, las anoto en cuadernos, pero siempre me sorprende y me alegra ver cómo todo se transforma. Al final todo se transforma incluso cuando pensamos que el proceso ha concluido pues un espectador dirá de nuestro trabajo las cosas más  inesperadas.

Cuéntame lo de tus libros de artista
La idea de hacer libros de artista parte del recuerdo de la biblioteca de mi padre, de hurgar en los libros y encontrar objetos: plumas, billetes antiguos, apuntes, postales, recortes de periódicos, estampillas. Me preguntaba quién habría dejado ello en ese libro y por qué en esa página… era un momento mágico. Me gusta darle esa sensación a las personas, que  hurguen en mis pensamientos y sentimientos plasmados en mis libros. Me gusta que la obra no sea sagrada y puedan tocarlas y sentir sus texturas, ver sus  detalles, no está prohibido tocar.

¿Qué pasa con los libros que haces cuando la muestra termina?
Los tengo en mi taller, los presto a amigos que me visitan y se interesan en ellos. He regalado uno… es que esos libros no se pueden vender, tampoco me los han pedido.

¿Y los textos? ¿Escribes además de pintar/dibujar/bordar/animar/ etc.?
Sí, desde la escuela escribo, ahora mismo estoy trabajando un libro de artista titulado Silencio, son poemas bordados sobre tela con hilos rojo y azul a manera de cuaderno escolar cuadriculado, con mayúsculas, tildes, puntos y comas en rojo. Los he ido bordando en espacios públicos, sometida a la furia del entorno.

¿Solo el bordado o también la creación del texto?
Ambas cosas.

¿Y por qué lo has titulado Silencio?
Porque necesito del silencio en esta etapa de mi vida para escuchar mi respiración, la de otros... cada poema se llama Silencio.
¿Cuál es tu interés y vínculo por y con la poesía?
Escribo como si dibujara imágenes con palabras, mis poemas son así: dibujos. Me gusta la palabra como imagen. Mi padre escribía, él cantaba en aymara, hermosa lengua que tiene un ritmo y un sonido peculiar, tal vez por eso escribo.

EL TESTIMONIO DE LA ROPA
Entre tus trabajos encontré uno donde haces una versión de un cuadro de Frida
Esa obra es parte de una serie de vestidos que vengo haciendo hace un buen tiempo. Es una interpretación de la obra Las dos Fridas de Frida Kahlo, que alude a dos orígenes culturales. Como en mi caso, mis padres de origen puneño quechua y aymara, que migraron a Arequipa en los años 50 aproximadamente, entonces me siento muy cercana a esta obra y a mis vínculos con mi pasado que finalmente es lo que moldea mi presente: la ciudad de Arequipa con todas sus costumbres occidentales y mi origen aymara y quechua. A través de la ropa cualquiera podría ponerse en esos dos vestidos, cualquiera que lo sienta así.
Los vestidos que vengo elaborando son como de muñeca, pequeños, como de juguete, en algunos casos sugiero la forma en la que somos educados, de

En la edición pasada de Art Lima vi una chamba tuya donde había varios uniformes escolares chiquitos
Sí, representaba mi salón de clases. Estudié en un colegio solo para mujeres y las vi en esa época y pensé: qué pasó con las niñas de ese tiempo, éramos más sinceras....
El texto que acompaña es un fragmento de un texto de Jorge Basadre que alude al tiempo, a la historia, al cambio. Creo que en ese cuadro pueden verse muchas generaciones de peruanas. Podríamos preguntarnos ¿qué ha cambiado en tantos años?

¿Qué dirías que es lo más difícil de dedicarse al arte en Perú?
Lo más difícil es darse cuenta que uno mismo tiene que hacer las cosas, sin esperar.  Cuando sucede, pues empiezas a trabajar y es posible que a cambiar. Cambiar esa realidad de la que muchos se quejan.



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Publicado en la edición N.° 47 de la revista VelaVerde