porque el tiempo es breve, pero me ama

jueves, 9 de enero de 2014

acabo de escapar de la muerte y pienso en dos cosas. primero en la llamada que recibí segundos antes de cruzar el penúltimo semáforo. luego, en el chofer del taxi que tomé para volver a casa. la primera idea en mención cobra cierta importancia en el orden de mis pensamientos debido a que resulta para mí una suerte de señal. en algún plano de mi conciencia recibir una última llamada antes de retirarse de este mundo es algo que tiene cierto sentido, algo que me parece perfectamente natural, y que está instalado en mi subconsciente. seguro debí adquirir esto en mi infancia, por andar viendo películas gringas transmitidas en función estelar.el segundo pensamiento prima y radica en un deseo ambiguo: quiero que el chofer que conducía el auto en el que casi muero, muera. y a la vez, temo su muerte. lo que quiere decir -quizá- que solo temo la posible materialización de mis deseos.