acabo de escapar de la muerte. para celebrarlo he caminado hasta el puesto de tacos que queda cerca de mi casa y he ordenado me preparen uno con carne de pavo y abundantes salsas. he visto la concepción de mi taco. he visto cómo amorosamente ha sido envuelto por el cocinero en un trozo de papel manteca. desde acá parece un niño recién nacido. entonces el cocinero le da una nalgada y mi taco llora. lo cargo con cuidado y así, lloroso, lo llevo hasta mi casa. ya en el comedor lo desenvuelvo. se ha quedado dormido. procedo a ingerirlo. a diferencia de otras veces, opto por cogerlo con las manos. heme aquí. tragando de forma desquiciada. canibalizando el taco. me siento saturno en el pincel del buen goya.