porque el tiempo es breve, pero me ama

domingo, 1 de julio de 2012

piscinas


Sabes que la chica de la barra solo te mira porque cientos de luces te deforman el rostro haciéndote parecer un tipo interesante, además está bebida y su vestido apretado evidencia la necesidad imperiosa de sentirse deseada por todo ser con pene en la sala. Aún así le respondes las miradas e incluso le sonríes, aunque tu sonrisa sea el menos elegible de tus gestos.

Sabes que a plena luz del día no te echaría ni el vistazo que se le regala a una cucaracha que pasa fugaz por nuestros zapatos. No tiene que importarte. La semana ha sido un fiasco y solo quieres beber todo lo humanamente posible y tambalearte porque love will tear us apart y estás muy joven para sentir que tu cuerpo se ha roto en setecientos noventa y siete pedazos y malditasea, estás cansado de sentirte como uno de esos rompecabezas al que nunca le tomaron la foto de cómo debe quedar cuando esté bien armado. Tu último vaso de cerveza va durando treinta minutos porque ya pisaste aquel límite en el que te das cuenta de lo horrible que sabe y entonces no tiene sentido apurarse. 

La chica de la barra acaba de irse con un chico que nunca podrías ser tú. Eso te produce alegría y tristeza. Si fueras más normal estarías en este momento bailando con la mano levantada y meneando la cabeza como estrella del rock, pero los hombros como el rey del merengue. Quizá no serías taaaaan interesante pero las chicas se te acercarían como se le acercan a un perrito que hace piruetas en el parque. Metes la mano al bolsillo y en lugar de monedas tocas el delgado lomo de un librito escrito por un señor mexicano. Entonces sueñas un ratito que sería fabuloso si el taxista aceptara llevarte a casa a cambio de que le leas algunos capítulos del librito. No sucederá pero igual se siente bonito pensarlo.  

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Llevo observándote aproximadamente dos horas desde que cruzaste por segunda vez las puertas del bar. No he podido evitarlo porque traes puesta una camisita beige de las que tienen bolsillos en el pecho y tu cabello ensortijado tiene un rebote apenas perceptible que me hace sentir como un gato en una fábrica de ovillos. Quiero acercarme a tu mesa e invitarte a mi casa a ver pelis y tomar lonche. Aunque sean las cuatro de la mañana y tu aliento pueda servir de inspiración a futuras armas nucleares. Aunque te hayas pasado toda la noche mirando hacia la barra del bar. 

De rato en rato bailo Beatles o Soda porque la pose de la adolescencia a veces me gana y no sé disfrutar por ejemplo de una canción de los Enanos verdes o de Vilma palma. He fumado tanto que me duele pasar la saliva. Eso está bien porque el dolor físico me distraerá la frustración de no poder raptarte.

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Voy toda la noche sin poder quitarle los ojos. Aunque ciertamente no son los ojos lo que le quiero quitar. Pero esa perra maldita no deja de mirar al otro huevón con pinta de nerd que se ha babeado toda la jodida noche por una tipa que me da asco. Se nota que quiere ir y pedirle que sea el padre de sus hijos, pero como es tan cobarde como yo, se quedará con las ganas. Mi novia me jala de rato en rato el bolsillo del pantalón, no sé si quiere excitarme o que la saque a bailar o las dos cosas. Quizá se ha dado cuenta que ando mirando a la niña esta de los ojos de mapache. En todo caso no importa porque todo lo que quiero en la vida nunca sale de mi imaginación. He pensado muchas veces en fabricarle una puerta a mi mente, pero me detiene el pensar que quizá todas mis ideas nunca retornen, entonces ya no me quedaría ni la sensación de creerme un sabelotodo.

Quiero ir a romperle la boca de un puñete al huevón ese y romperle la boca de un beso a la cojudita. Pero es probable que si me atrevo a llevar a cabo si quiera una de las dos acciones, mi novia me rompa los huevos de una patada. Soy un tipo cobarde, ya lo dije. Por eso elegí periodismo y no literatura. Pudo ser peor. 

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Sé que la chica de la barra solo me mira porque la noche ayuda y porque tengo cara de que podría donarle un riñón si me agrega al facebook. Qué mas da, para eso están hechas las barras de los bares. Me gusta mirarla y pensar que solo ha leído Mi planta de naranja lima y tres poemas de Vallejo en su época escolar y que el chico que ahora se la lleva del brazo es técnico en computación y que llegará al orgasmo en cuatro minutos. 

La cerveza ya se puso horrible y no tengo ni un cobre para volver a mi casa. Me toca caminar y pasar la mitad del domingo durmiendo. Mañana es lunes putamadre, tendré que pedirle prestado a mamá para el pasaje y ella me recriminará lo irresponsable que soy al gastarme todo el sueldo en libros y gaseosa. Necesito urgente encontrar una muchacha sencilla, bonita y noble que quiera ser mi esposa y que me deje ir a los bares a mirar mujeres que jamás conseguiré. Una que no lea mucho, pero que lea y que también cocine rico. Ojalá el trueque entrara nuevamente en vigencia, tengo muchos objetos que podría cambiar por comida y transporte. Ojalá hubiera elegido periodismo y no literatura, ojalá me interesaran las chicas que me miran. A veces soy demasiado necio, pero no es mi culpa, mamá me fabricó en China y he venido al mundo con piezas de menos. 

La chica que me anda mirando desde hace un rato y que solo baila Beatles viene hacia mi mesa. Es bonita. Ojalá me pueda prestar un sol.