porque el tiempo es breve, pero me ama

martes, 4 de agosto de 2015

explicación

He vuelto a ser el mismo de antes. El que cantaba a las ventanas, el que se regocijaba con las lluvias, el que admiraba a los árboles cuando caen, en pleno otoño.

Yo, que esperaba ansiosamente el advenimiento del otoño, yo, que salía maldiciendo del verano, de pronto, con los primeros fríos, quedéme paralizado. No sé cómo explicarlo. Pero sucede que las sillas se caían y yo como si nada; los pájaros pasaban hacia el sur y yo sin notarlo; las gentes entraban al cinema, salían de la iglesia, reíanse en los circos y yo alejado, sin estar con ellos como siempre.

Y ahora, que estoy sentado en la puerta del invierno, comprendo que aquel no fue un tiempo perdido. Estuve en otros sitios, caminé por otras plazas, otras arenas pisé, vi otros árboles, paréme en las ruinas de otros tiempos.

Y en vez de buscar un tiempo no perdido, contaré viajes no sucedidos, viajes imaginarios

Javier Heraud