porque el tiempo es breve, pero me ama

viernes, 22 de mayo de 2015

una araña camina tranquilamente sobre las losetas de la ducha.

la araña, que evidentemente no toma duchas, no resbala en ningún momento. sin embargo, pese a esta aparente determinación y firmeza, parece no saber muy bien hacia dónde ir. el laberinto de la araña es otro. es plano, blanco y cuadriculado, ninguna pared se alza para impedirle el paso. es húmedo, frío y de cuando en cuando una enorme masa de agua cae en el laberinto, se le cruza a la araña como aquella piedra absurda y gigante que rueda persiguiendo a indiana jones.

el laberinto de la araña es otro y nuestra gota de agua puede resultar mortal para ella. quizá sea ese el verdadero laberinto de la araña. pero, como ya dije, el laberinto de la araña es otro y nosotros jamás tendremos acceso a aquel. el laberinto acá nombrado es humano, pero no es el mismo que aquel que el humano cataloga de laberinto.

la araña, parcialmente mojada, sigue su tránsito o cumple algún propósito sin saber nada de esto.