porque el tiempo es breve, pero me ama

miércoles, 1 de abril de 2015

zaida fue la primera en irse. padecía una enfermedad que provocaba que su corazón crezca y crezca. ella sabía que moriría joven y que en algún momento su corazón ya no cabría en su pecho, literalmente. rubén murió sentado en la banca de un parque, un coma etílico no atendido que derivó en insuficiencia respiratoria. ambos, hermanos de mi padre, pero ninguno de ellos tía o tío mío. yo llegué mucho después. // mi abuelo ángel murió de septicemia al poco tiempo de mi nacimiento. solo lo conocí en mis sueños de infancia, le gustaba aparecer y retarme: ¿de dónde me conoces? siempre preguntaba. la respuesta era la misma: de los álbumes familiares, abuelo.  once años más tarde se iría mamá hilda. madre de mi madre. el primer velorio de mi vida. murió de cáncer al duodeno. a nicolaza lima, mi abuela paterna, se le detuvo el corazón una madrugada. muchos afirman que su rostro era apacible por la mañana. luego, ángel, hijo del abuelo ángel, con cáncer al riñón. // el año en que nació mi hijo murió papá lucho. padre de mi madre. paro cardiorespiratorio. años más tarde, le siguió su hijo óscar, con fibrosis pulmonar.

este es el inventario de mis muertos. pienso en ellos porque el olor a mar llega hasta mi casa y siento que una gran ola sepultará lima muy pronto. pienso en ellos porque quisiera poder escribir un poema nombrándolos y solo nombrándolos y que eso sea suficiente.