porque el tiempo es breve, pero me ama

lunes, 11 de marzo de 2013


Todo parece indicar que tuve una infancia robusta y feliz, pese a comprobar la extraña tendencia de mi madre a vestirme como un peluche o un chichobelo. La alegría se me escapaba por la boca e incluso -en algunas fotografías- el rostro de sátiro que pone mi padre cuando baila,ve su reflejo realizado en mi carita de ronda con vestidos de bobos.

Mamá me ponía a abrazar niñitos. Tengo fotos con un montón de desconocidos, que -de llegar a volverme famosa o tristemente célebre- podrán jactarse de que alguna vez me tuvieron entre sus brazos. Mal hizo mi madre en convertirme en un monstruo apachurrito, ahora soy un adulto irresponsable que le gusta abrazar a diestra y siniestra a los seres que ama. Ayer estuve evitando el contacto físico con mi hijo puesto que estoy agripada, pero justo cuando vino a darme las buenasnoches, se me olvidó todo y lo abracé y bese como si se fuera a embarcar en un viaje sin retorno. Esta mañana estornudó tres veces y me sentí culpable.

Trato de explicarme algunas cosas hurgando entre los álbumes familiares. Mi tendencia al afecto físico no debería resultarme tan contraproducente, pero me he topado con sujetos que me han hecho sentir que quizá sea una enferma o una maniaca por abrazar tanto. A veces alucino que en mi vida pasada fui parte de unas siamesas unidas por el vientre. Pueda que aquello de abrazar osos para dormir y luego almohadas tenga algo que ver. Sigo buscando respuestas, armando mi mapa, tratando de entender cómo es que amando como he amado he sido desechada como un envase de tecnopor luego de la hora del almuerzo. Mamá siempre me advirtió: No te enamores tanto, pero parece que no me pusieron ese tipo de frenos en la fábrica. Bien pendeja mi mamá, me pone a abrazar niñitos y luego me dice "No te enamores tanto". Quizá todo fue una estrategia fallida. Quizá he tenido que crecer repeliendo el afecto físico, los besos, las babas, los sudores. Pero parece que me gustó, quizá es lo único que ha sobrevivido de mi personalidad infante. Eso y la cara de sátiro claro.

Lo bonito del desempleo, es que empleo mi tiempo en cosas por las cuales alguien debiera pagarme un sueldo para toda la vida. Esta mañana voy a revisar el álbum de bodas de mis padres, a ver si encuentro la respuesta sobre la falacia del amor eterno.