porque el tiempo es breve, pero me ama

domingo, 17 de junio de 2012

cómo desaparecer por completo


Primero imagine que es día domingo y que sus familiares se han ido de paseo a un lugar lejano y bonito. Baje a desayunar, solo. Caliente el café en un microondas que tiembla, rebane el pan francés, endulce con azúcar rubia, abra el periódico en la sección del horóscopo, corte una breve porción de su anular con el papel, prenda la televisión para que la bulla lo haga sentir socialmente activo.

Báñese, que sea domingo no es excusa. No se preocupe por el agua caliente, nadie jalará la palanca del inodoro hoy. Observe su cuerpo desnudo mientras termina de secar su barriga blanda con aquella toalla que se asemeja cada vez más a la piel de un perro maltratado por el clima. Deténgase a observar por favor, no sea mezquino con el tiempo ni tan vanidoso como para ignorar las estrías que porta en su trasero. Elija ropa interior cómoda.

Abra las ventanas de par en par y haga nudos con las cortinas. ¿Se ha dado cuenta del niño que practica karate en el tercer piso del edificio del frente? Si es así, sabrá lo peligroso que es realizar acciones ultrasecretas frente a esa ventana.

Sonría, está solo.

Piense en algo rico para almorzar y no se frustre por tener solo un poco de arroz y una milanesa en la nevera. Rásquese de forma indecente y vuelva a la ventana. A mí también me da vértigo si me acerco demasiado. Me gusta encontrar las casas gemelas, divididas por antojos de decoración y pintura. Te contaré que intenté almorzar la milanesa, pero he fracasado. Cuando era niña y mi madre se iba por mucho tiempo a alguna reunión familiar me sentía abandonada. Realmente abandonada, como si mamá no fuera a volver en al menos mil años. No sé por qué pienso en eso ahora, quizá sea el vértigo o quizá sea que es muy triste saber que ahora todos deben andar flotando en la piscina boca abajo, aparentando ser cadáveres. 


El resto de la tarde me he concentrado en mirar mi mano hasta volverla invisible. Alguna vez pensé que si me esforzaba mucho, que si intentaba lo suficiente, lograría desarrollar mis poderes telequinéticos. También pasé buena parte de mi vida tratando de lograr la hermosa carcajada de Vincent Price. Pero nada, uno crece y tiene que abandonar estos nobles oficios. Buscar ropa interior cómoda porque mañana será lunes. 


Sabes, no me acercaré al espejo porque he leído que has titulado la última entrada de tu blog "Cómo desaparecer por completo" y me muero de miedo de asomar si quiera la nariz y encontrar nada más que el reflejo de una habitación vacía. Sospecho que ya has logrado hacer con la palabra lo que yo intentaba con la mente. Sospecho que si escribes "entonces dobló la cucharita de metal" encontraré todos mis cubiertos retorcidos en el fregadero. Deseo intensamente que escribas: "Iré a verla esta tarde". En serio lo deseo.