porque el tiempo es breve, pero me ama

viernes, 6 de septiembre de 2013

he vuelto a la máquina de escribir.

mi niño asoma su cabecita por la puerta y me observa encantado. se acerca hacia mí como si me estuviera viendo operar una máquina del tiempo. toca las teclas con desconfianza. presiona una sin la fuerza suficiente como para lograr estampar su huella en el papel. se emociona cada vez que llego al final de la línea y suena el timbre, que él asocia con el horno microondas. le parece sumamente curioso el hecho de que la hoja se desplace por el rodillo, me dice: tiene una impresora pegada.
le estoy enseñando cómo funciona. sufrimos un poco con eso de colocar las mayúsculas y de utilizar la "o" alta cuando queremos poner el número cero, o la "l" minúscula para colocar el número uno. lo adiestro en la técnica de chancar firmemente cada letra y me hace pensar que escribir a máquina nos brinda una mayor consciencia de las palabras. el error es una posibilidad valiosa. escribir a máquina involucra intenso compromiso del cuerpo, así como otro nivel de concentración. nada de perder el tiempo eligiendo distintas tipografías. eres tú y el sonido maravilloso de lo que surge: palabras que caen como granizo sobre una hoja metálica. música industrial. el constante ejercicio de volver a empezar. las recuperaciones. la frustración es un animal domesticado.